LA RECEPTIVIDAD A LA PUBLICIDAD EN MÓVILES,
ANALIZADA POR LA NEUROCIENCIA
Hoy en
día los dispositivos móviles se han
convertido en los elementos más
utilizados por los consumidores, llegando a ser, probablemente, la
tecnología con un crecimiento más rápido de los últimos tiempos. Los móviles en
la actualidad, no son solo un medio por el que las personas se comunican entre
sí, sino también el modo principal por el que se accede a información de todo
tipo, desde noticias a redes sociales. Y por supuesto, se han convertido también en el vehículo principal por el que se
conecta con las marcas.
Y,
debido a estos nuevos aparatos, la forma
en la que los consumidores se relacionan con las marcas ha cambiado
profundamente. Los móviles han creado maneras mucho más directas e intensas
para comunicarse. Las barreras de
comunicación y los horarios han desaparecido. Además, han surgido nuevos escenarios en los que las marcas pueden
posicionar sus mensajes, y uno de esos escenarios es el de los vídeos. Gracias a los dispositivos
móviles el acceso a los vídeos se ha disparado y las marcas han aprovechado
este efecto, de igual forma que anteriormente
habían utilizado las ventanas que se crean para servir publicidad y
posicionar los mensajes ante los consumidores.
Y ya en
su momento, la existencia de esas ventanas generó algunos problemas y
conflictos. En una primera etapa, las
marcas decidieron continuar utilizando el mismo lenguaje publicitario que se utilizaba
en dispositivos de escritorio tradicionales, lo que desencadenó que el
impacto producido no fuera tan positivo como lo deseado. Y esto es porque los consumidores no se comportan de igual
modo en el escritorio que en los dispositivos móviles.
Emplear los mismos formatos en escritorio que en dispositivos
móviles fue un error que, aunque
subsanado en parte, no lo ha sido completamente todavía. Y no sólo la opinión
de los consumidores resalta este error, sino que la neurociencia también avala que este tipo de publicidad no funciona
en dispositivos móviles.
LO QUE DICE LA NEUROCIENCIA
En los
últimos estudios realizados utilizando técnicas de neuromarketing, se concluye
que los anuncios más pequeños, embebidos
en el contexto en el que se sirven, funcionan mejor que los grandes
intersticiales, consiguiendo mejores
resultados de engagement, de atención y de respuesta.
Para
realizar estos estudios, se comparan dos
tipos de anuncios, por un lado, intersticiales
de gran tamaño, a pantalla completa y que se insertan entre pantallas de un
juego, o entre diferentes presentaciones de contenidos, vídeos, etc., y por
otro lado, anuncios integrados en el
contexto que son mucho más pequeños y a priori, menos llamativos.
En
cuanto a las técnicas empleadas en los estudios, se combinan entrevistas con mediciones de activación cerebral y con eye tracking y medición de emociones. Los resultados
obtenidos reflejan lo que ya hemos avanzado.
Respecto
al engagement visual, los resultados
son claros. El 90% de los participantes
en el estudio vieron el 100% del anuncio embebido, mientras que solo el 25% lo hizo con el intersticial.
Y
además del hecho de ver el anuncio, también la atención visual o tiempo de atención es muy diferente. El tiempo dedicado a los anuncios pequeños
es tres veces superior que el dedicado a los intersticiales.
La
forma de ver los anuncios también es muy distinta. Las técnicas de eye tracking revelan que en el caso de los intersticiales la
atención se centra en las esquinas, es decir, en vez de mirar el anuncio, lo que se busca es la forma de cerrarlo.
A nivel
emocional lo que los resultados revelan es que los anuncios intersticiales provocan unas emociones más negativas,
creando un efecto que se ha llegado a
denominar “lucha o huye” y que consiste en que, o bien se realiza un esfuerzo
para cerrar el anuncio o bien directamente se abandona el site.
Y con
todos estos datos no puede resultar sorprendente que el engagement sea también muy diferente. De hecho, los anuncios embebidos consiguen un
engagement ocho veces superior a los intersticiales.
Como resumen,
por tanto, se puede concluir que los
anuncios integrados en el contexto se ven más amigables e incluso se ven
como algo favorable, mientras que los
intersticiales se valoran como intrusivos y molestos.