¿CAMBIA LA PERCEPCIÓN DE MARCA AL USAR MAYÚSCULAS O MINÚSCULAS EN EL NOMBRE?

¿CAMBIA LA PERCEPCIÓN DE MARCA AL USAR MAYÚSCULAS O MINÚSCULAS EN EL NOMBRE?

La importancia de utilizar mayúsculas o minúsculas no puede ser ignorada, en general, y mucho menos cuando se trata del nombre de una marca. No solo las empresas lo cuidan, sino que, incluso, hay veces que los medios de comunicación evitan poner en mayúsculas los nombres de empresas cuya identidad corporativa así lo marca. Y esto es para que los lectores no sientan que se les está gritando. Pensemos por ejemplo en el caso de Ikea. Muchas veces aparece escrito así, cuando en realidad, según la identidad de marca, sería IKEA.

Cuando se trata de fijar el nombre, ortografía, tipografía, etc. de las marcas, las empresas suelen llevar a cabo delicados procesos que les aseguren una meditada toma de decisión. Y es que no sólo es importante el nombre y sus elementos, sino también si se ponen tildes y de qué tipo, la tipografía elegida y qué partes van a estar en mayúsculas y cuáles no.

Y es que la cuestión de si el nombre de la marca va en mayúsculas no es casual, y tampoco tiene que seguir las normas de la lingüística. Hay empresas que incluyen dos mayúsculas, otras que optan porque sea la segunda letra la que va en mayúsculas, e incluso hay alguna que utiliza mayúsculas en todas las letras del nombre. Ejemplos hay de todos los tipos. iPhone, TikTok o IKEA son algunos de ellos.

Pero lo que sí es un hecho es que, el cómo se escriben las marcas influye en la percepción que el consumidor tiene de ellas, en los valores que le asocia y en qué se le atribuye en términos de identidad.

En un análisis realizado por la Universidad de Toronto, se explica que, en muchas ocasiones, el primer encuentro con la marca es la visión del nombre escrito en texto.  Y esa primera visión impacta en la actitud inicial ante la marca y el producto. De hecho, en el estudio se analizó la relación entre ciertos patrones de comportamiento y de percepción sobre los productos y el uso de mayúsculas y minúsculas. Los investigadores además descubrieron que esa percepción inicial se mantiene, aunque, con el tiempo, cambie el tipo de tipografía empleada o su diseño.

 

LA FORMA DE VER MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS

Con la utilización de mayúsculas y minúsculas, los consumidores y la sociedad en general aplica un sesgo de género. En general, el uso de minúsculas se asocia a lo femenino y el de mayúsculas a lo masculino. De este modo, y de forma inconsciente, los consumidores dotan de género a la marca o al producto y responden de forma distinta a lo que se les está intentando vender.

Cuando el producto está orientado a las mujeres, se percibe de un modo más favorable si el nombre está en minúsculas, mientras que, en los productos orientados a los hombres, las mayúsculas en el nombre son más favorables.

Y no solo a quien está orientado el producto, sino también los valores a los que se asocia la marca cambian. Las marcas cuyo nombre está en minúsculas suelen conectarse con valores que tradicionalmente se ven como femeninos, mientras que las marcas con mayúsculas lo hacen con valores masculinos. Por ejemplo “adidas” se suele vincular al concepto de lo amistoso que es considerado normalmente como femenino.

¿Y qué ocurre cuando un producto no está claramente orientado a un género? En este caso, los investigadores apuntan a que lo mejor es combinar mayúsculas y minúsculas en el nombre, de forma que no se produzca ninguna polarización a ninguno de los dos lados.