PSICOLOGÍA DEL DINERO Y COMPRAS

psicología del dinero y compras

Posiblemente todos nos hemos visto alguna vez en una situación en la que, tenemos que comprar algo, pero nos duele gastarnos tanto dinero en ese producto en concreto. Sin embargo, un tiempo más tarde, tenemos que comprar otra cosa diferente, que puede que incluso tenga un precio más elevado que la primera, e invertimos el dinero alegremente, sin ni siquiera plantearnos si es caro y sin ni siquiera pensar en la otra cosa que íbamos a comprar antes y que nos costó tanto adquirir porque nos parecía demasiado cara.

¿Por qué sucede esto? A la hora de comprar tenemos un doble baremo, si no triple o cuádruple. Los criterios que aplicamos a la compra son diferentes según el qué compramos, el cómo o incluso de dónde sale el dinero. No es lo mismo pagar algo con ahorros que nos ha costado mucho conseguir que hacerlo con un dinero inesperado. Es por ello que la manera en la que percibimos el gasto y cómo asociamos el dinero a él, modifica enormemente las pautas de consumo.

Son muchos los estudios de psicología que se han realizado en torno a cómo se percibe el gasto. Uno de los más conocidos es el de Daniel Kahneman. En él se plantean diferentes escenarios que tienen en común la compra de unas entradas de teatro a un precio determinado.

En el primer escenario, el sujeto del estudio había comprado las entradas con antelación, pero cuando llegaba a la puerta del teatro se daba cuenta de que las había perdido. En el segundo escenario, el sujeto no había comprado las entradas con antelación, pero cuando llegaba a la taquilla se daba cuenta que no tenía el dinero en metálico que había reservado para esta compra.

Cuando se preguntaba a los participantes en el estudio cuál sería su reacción en cada uno de los supuestos, la respuesta era muy diferente. Mientras que en el primer escenario la mayoría de los participantes decía que se marcharía sin comprar las entradas, en el segundo, casi todos utilizarían la tarjeta de crédito y las comprarían.

 

¿CUÁL ES LA RAZÓN DE LAS DIFERENCIAS DE COMPORTAMIENTO?

La clave es cómo se procesa el dinero en el cerebro. No todo el dinero es igual. En nuestra mente, tenemos una especie de contabilidad que utilizamos para dividir el dinero y guardarlo en cuentas diferentes que sirven para cosas distintas. Tenemos dinero para ahorrar, dinero que ganamos o que nos regalan y dinero para gastar. Esa es la razón para que se vea de una forma totalmente diferente un dinero que nos regala la abuela, que la misma cantidad de dinero sacado de un cajero.

Sin embargo, aunque la separación del dinero no sea totalmente consciente, aunque no sepamos que estamos metiendo el dinero en compartimentos distintos de nuestro cerebro, la realidad es que lo gastamos de forma muy diferente. Una vez que hemos metido un dinero en una cuenta determinada, nos costará mucho gastarlo en algo que no le corresponde.

Adicionalmente hay otras investigaciones que sugieren, que no sólo existen cuentas en nuestro cerebro, sino que también hay subcuentas. Es decir, por ejemplo, dentro del dinero de gastar, existe una división inconsciente en diferentes categorías de cosas en las que se puede gastar ese determinado dinero. Esto hace que la manera en la que percibimos el valor de las cosas y el gasto asociado a ellas sea muy distinta dependiendo de las situaciones. Y éste es el efecto por el que, por ejemplo, en vacaciones, gastamos más dinero en un determinado tipo de productos, porque lo vemos de una forma muy diferente a cómo lo hacemos en el día a día. Por ejemplo, el precio que pagamos por un refresco o por un café en vacaciones puede ser mucho más alto que el que pagamos en el día a día.

¿Y el tiempo? También el tiempo tiene influencia en la forma de percibir el dinero. En nuestro cerebro no sólo separamos el dinero en cuentas y objetivos, sino que también lo hacemos de forma temporal. No es lo mismo el dinero para gastar hoy, que el de ahorrar. Incluso dentro de este último tipo hay que distinguir el dinero para gastar en una determinada cosa en el futuro, del dinero reservado para el caso de que lleguen tiempos malos. Ese será un dinero que en general no se querrá usar, sino que querremos tener siempre guardado, o invertido en productos seguros.

Para las marcas es importante conocer, dependiendo de su sector de actividad, qué dinero será el que los consumidores estén dispuestos a gastar en ellas: ¿el dinero de gastar en el día a día?, ¿dinero de vacaciones?, ¿dinero para ahorrar en un imprevisto? Y en función de ello diseñar su estrategia de marketing y la forma de dirigirse a los potenciales clientes.

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