COMO USAR LAS EMOCIONES PARA VENDER MÁS

COMO USAR LAS EMOCIONES PARA VENDER MÁS

Si hay algo que han aprendido las marcas en los últimos tiempos es que, en muchos aspectos, es necesario cambiar el foco de atención, centrándolo hacia elementos que hasta no hace mucho pasaban desapercibidos.

En el momento actual, las demandas de los consumidores hacia las marcas son cada vez más altas. Y no sólo esperan más, sino también cosas más complejas y más orientadas a su perfil. Las marcas ya no sólo tienen que ofrecer información y dar con el eslogan adecuado para vender. Ya no vale con centrarse sólo en algunos elementos, ahora todo es mucho más complejo.

Hoy en día, los consumidores quieren establecer vínculos con las empresas que sean más directos y subjetivos. Ya no se trata sólo de conocer las marcas y saber lo que hacen, ahora los consumidores esperan que las marcas establezcan relaciones más cercanas con ellos. Tanto el despegue de las redes sociales como los cambios generacionales introducidos por los milennials, han provocado que las cosas sean muy diferentes. Es necesario que las marcas hablen el lenguaje de los sentimientos y emociones, estableciendo nexos con sus consumidores potenciales. Las marcas tienen que generar emociones, de ahí que hayan surgido nuevas corrientes que relacionan el romanticismo con el éxito de las marcas y de ahí también el nacimiento de las llamadas lovemarks.

Las emociones y los sentimientos han pasado a ser un elemento clave, no sólo para conectar con los consumidores sino también para adelantarse a sus necesidades y para comprender qué es lo que hace que haya cosas que triunfen y otras no. Los contenidos virales son un ejemplo claro. Si existe una conexión entre el contenido y los consumidores, las posibilidades de viralización son mucho más altas.

Pero las emociones no sólo explican lo que hace que un contenido sea más o menos viral, sino que sirven para explicar otras cosas. La respuesta a las campañas publicitarias y el número de ventas tienen mucho que ver con las emociones.

Las campañas basadas en las emociones muestran unos más elevados márgenes de beneficio que las que apelan al pensamiento racional. Las emociones empujan al éxito del mensaje.

 

MARCA Y EMOCIONES

Lo primero que hay que tener en cuenta es que, en toda situación, está presente un componente emocional. En segundo lugar, es necesario conocer cuáles son las emociones que están presentes en otras marcas del mercado y cuáles son las que la marca desea despertar. No hay nada más poderoso que las conexiones emocionales. Son las emociones las que definen lo que pensamos y lo que hacemos.

El cerebro tiene que tomar diariamente miles de decisiones. Los expertos se atreven a aventurar que más de 100.000. Evidentemente no todas son decisiones de compra sino de todo tipo, desde qué comemos ese día, hasta si dormimos un poco más, pasando por la ropa que elegimos para ponernos. De todas esas decisiones, el 90% se toman a un nivel subconsciente, es decir, emocional. La mayoría de los procesos cognitivos suceden fuera del cerebro consciente, de ahí que la parte emocional del mismo sea mucho más importante de lo que imaginamos.

 

LAS REACCIONES QUE PROVOCAN LAS DIFERENTES EMOCIONES

Lo primero que es importante considerar, es que cada emoción desencadena reacciones completamente diferentes. Además, si por una parte las emociones son un elemento muy poderoso para empujar al consumidor a tomar ciertas decisiones, también son un elemento con el que hay que tener cuidado. No todas las emociones logran el mismo efecto en los consumidores y no todas consiguen que se responda de la misma manera a lo que tenemos delante. Es por esto que las marcas deben tener cuidado con la emoción que quieren generar y con los efectos que ésta desencadenará.

Por ejemplo, la felicidad hace que los consumidores se sientan empujados a compartir, lo que a su vez provoca que los contenidos puedan convertirse en virales. Al sentirse feliz, las probabilidades de que el consumidor suba los contenidos a los perfiles sociales aumenta.

La tristeza por otra parte, hace que el consumidor se sienta más cercano. Cuando se crean sentimientos de tristeza, la empatía aumenta. Sólo hay que analizar la forma en la que se han generado contenidos de ONGs a lo largo de los años, para verificarlo.

El miedo o la sorpresa producen sin embargo un efecto diferente, provocando que las personas necesiten aferrarse a algo seguro. El enfado o disgusto sólo consiguen que las personas sean menos flexibles, pasando a ser más cabezotas y más difíciles para dialogar con ellas.

 

¿LAS EMOCIONES VENDEN?

 Y la pregunta que en general las marcas se hacen es, ¿venden las emociones?. Las emociones son un elemento que hace que los mensajes se perciban y procesen de forma mucho más rápida. De hecho, según estudios realizados, los datos emocionales se procesan cinco veces más rápidos que los racionales, por lo que es más ágil la toma de decisiones emocionales que racionales. De ahí que las marcas apuesten por lo emocional y de ahí que, de esta forma, se consigan mejores resultados. Si se lanzan campañas y mensajes con un alto peso emocional, no sólo se crean relaciones mucho más sólidas con los consumidores sino que también se logran mejores resultados.

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